Fundación, Enciendo mi Corazón

Hola! Mi nombre es Alberto Molina, de nacionalidad española. Hace siete años di un giro radical a mi vida que aquí les voy a contar. Trabajaba en una multinacional donde tenía un puesto ejecutivo, un gran sueldo, carro, moto, vivía en una de las mejores zonas de Madrid y disfrutaba de cualquier viaje que se me antojara.

Aún así, con todo esto, teniendo lo que cualquier persona desearía, no era feliz. En esos momentos llegó el Reiki a mi vida que me ayudó a empezar abrir la conciencia, y más tarde el Yoga, y así empecé a cuestionarme qué es lo que estaba haciendo con mi vida y qué era lo que realmente quería.

Una frase de Swami Sivananda escuchada en un satsang en la escuela de Yoga del mismo nombre, me marcó para siempre y me ayudó a realizar los cambios que mi alma tanto estaba anhelando: “Tus pensamientos deberían coincidir con tus palabras, y tus palabras deberían coincidir con tus acciones. En este mundo, la gente piensa una cosa, dice otra y hace una tercera. ¡Eso es horrible! Eso es deshonestidad”.

En ese momento, me di cuenta que no estaba siendo honesto conmigo mismo, que estaba siendo esclavo de ese trabajo para poder pagar todas las comodidades que yo mismo me había creado.

Decidí dejar todo e irme a la India a estudiar Yoga en busca de esa felicidad que mi alma estaba anhelando. Tras mis estudios en la India decidí recorrer el mundo por dos años visitando distintos ashrams para ampliar mis conocimientos de Yoga y sumergirme en lo más profundo de la práctica de Yoga.

Tras visitar varios países como Canadá, Chile, Argentina, Brasil, el viaje me trajo a Colombia para conocer un proyecto de una escuela de Yoga llamada Atman Yoga en la ciudad de Medellín, la cual compartía el yoga en espacios públicos con aporte voluntario para que esta disciplina no solamente estuviera al alcance de unos pocos sino de todo el mundo.

Aquí fue donde un profesor de Yoga me invitó a dictar una clase de Yoga para niños (especialización que obtuve en España a mi vuelta de la India). Fue en una casa de acogida de niños en condiciones de vulnerabilidad, en un barrio popular de la ciudad de Medellín. Al salir de esa clase, me sentí muy feliz, lleno de dicha y alegría por poder compartir el yoga con niños en estas condiciones regalándoles sonrisas, diversión, paz y amor; sentía como por momentos ellos olvidaban su situación actual de vulnerabilidad y volvían a ser niños encendiendo de nuevo su corazón.

El llamado fue tan fuerte que le dije a mi amigo: ¡Hagamos esto a lo grande!

Desde ese día me puse a trabajar con absoluta firmeza y decisión para crear lo que hoy en día es la Fundación Enciendo mi Corazón cuyo objetivo es el compartir el yoga y la meditación a niños en condiciones de vulnerabilidad en la ciudad de Medellín. Y así pude encontrar esa felicidad y propósito de vida que siempre ha estado en mi interior y que me cansé de buscar afuera.

A día de hoy, puedo decir que son más de 250 niños en condiciones de vulnerabilidad los que semanalmente disfrutan de su clase de yoga y meditación ofreciéndoles una herramienta que mejorará su calidad de vida enseñándoles a manejar mejor sus emociones. Agradezco a todas las personas y empresas que económicamente apoyan el proyecto y a los 12 voluntarios que actualmente conforman el equipo de la fundación. Sin ellos esto no sería posible.

“Om lokah samastah sukhino bhavantu”

“Que todos los seres, en todas partes, sean felices y libres, y puedan los pensamientos, palabras y acciones de mi propia vida, contribuir de alguna manera a la felicidad y la libertad de todos.”

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